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jueves, 4 de abril de 2019

PASIVIDAD ECONÓMICA


PASIVIDAD ECONÓMICA


Al parecer la política económica de México se está rigiendo por sentido presupuestal, abandonando la parte previsora de la planeación. La instalación del ahorro como eje rector del ejercicio de acción presupuestal está forzando una disciplina de gasto, pero supeditada al control de variables de imprevistos y de plazos adquiridos en la marcha temprana de una administración inexperta. No ha bastado el presupuesto de las cámaras que cumplen con el requisito constitucional; esa función de simple reparto acomoda ingresos previsibles y adecúa desembolsos programáticos. La función de distribución de los recursos del Estado para atender la solvencia de su programa de gobierno es mera fórmula de reparto sin apego sustancial. En esencia, no es novedoso el sostén de gasto del gobierno cuando la existencia de la asunción gubernamental está cifrada en la continuidad. El desconcierto de esta administración es precisamente ese afán desmedido por romper toda fase de continuidad, toda cuestión pasada. En esa tarea, de abolición de actividades cruciales de sustento social unas, otras de asistencia en innumerables actividades, desde promoción turística hasta culturales, han desequilibrado el esquema presupuestal, afectando programas considerados prioritarios, introduciendo mecanismos de dádiva directa con el supuesto combate a la corrupción derivada del intermediario, condenando, en la supuesta sentencia, la dispersión de programas que tal vez ya no alcancen su cobertura original.
La suplantación de temas por cubrir en un mapa tan extenso como es el de este país, siempre conlleva un costo: el ciclo de aprendizaje mismo, el ciclo de reacomodo de los recursos, el daño a la atemporalidad en esa parte invisible pero no cubierta del programa que ya había adquirido permanencia y por tanto cobertura. La simple nomenclatura no cubre la extensa capa de demanda del contrato social; cambiar los nombres de los programas para hacer lo mismo, se convierte en prerrogativa de capricho intolerante de fórmulas que probaron su eficacia, perfectibles todas, pero en ese cambio, se convierten en retardatarias del haber social.
Los pasos en errores irrecuperables, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, una y otra vez señalado como el error con el que se distinguirá a esta administración, error generacional, por el retraso que significa la propia cancelación, y los años que ya no alcanzará nuestra distinción aeroportuaria en el mundo, acumulan un costo mayúsculo en un presupuesto basado en el ahorro de partidas de gasto heredado en la nómina y en la marcha institucional de décadas. La secuencia del gasto público no se instala por ocurrencia, se inscribe en la consecución de programas de plazo; esta administración no lo entiende de ese modo, e irrumpe en toda planeación de esquemas concebidos de tiempo atrás.
La irrupción referida no se ha dado una sola vez con la cancelación de la infraestructura aeroportuaria, se da en cancelaciones repetidas, y la constante adherida al ahorro disfrazado de medida acomodaticia en el combate al intermediarismo y la autonomía que reta la imposición presidencial, ha derivado en suspensión de prerrogativas de orden básico en sectores de la población que ahora, sujetos a la dádiva desde el poder, para poder cifrar y etiquetar la dádiva misma, padecen la interpretación impositiva carente de lógica y sustento alguna vez conferido.
Así las cosas, el presupuesto sufre alteraciones un día y otro también. No existe planeación de plazo y los recortes en muchas áreas sumergen en la impotencia a un régimen dispuesto a sacrificar toda concepción de ortodoxia económica para sanear un abasto sin horizonte en el dispendio de la dádiva a jóvenes sin futuro y a programas sin padrón. Ya cobra la cifra del desempleo, ya también el reclamo del voto conferido y comprometedor de programas educativos, ya pagamos consecuencias funestas en el desequilibrio ocasionado por el salario mínimo fronterizo. Las gasolinas se han convertido en el desenlace de una desordenada política energética depositada en manos inexpertas. La traición cifrada en preceptos antagónicos y retrógradas de auto suficiencia nos descarrila de caminos de participaciones activas en los energéticos y en las energías renovables.
Pemex necesita de renovaciones importantes de capital, no de inyecciones temporales de recursos. No enfrenta problemas de capital de trabajo, enfrenta problemas de estructura, de exploración y producción y la refinación nunca debiera contemplarse como perspectiva de recuperación y saneamiento de sus finanzas. Así lo ve el mundo de la energía, así lo contemplan las calificadoras de inversión.
El presupuesto ya incursiona en los fondos de emergencia, cuando la emergencia no existe. Lo único que prevalece de momento es la necedad y la mira interna que no satisface planes objetivos de crecimiento. Tenemos un presidente que ignora las cuestiones internacionales, todas las que importan, todas las que revertirían favorablemente la dimensión del país y las instancias de crecimiento. Opta por viajes al interior y nutrir la agenda nacional en fases de aliento social y discurso retentivo en vez de sentarse en los foros internacionales que la nación demanda, en ese juego del desafío que toda nación en crecimiento hace valer en la demanda del capital.
El primer asomo de esta política errática es el crecimiento económico. Ya decrece en los primeros meses de esta administración. El síntoma del ahorro por el ahorro mismo no ha constituido y jamás lo hará, una política económica sustentable. El sacrificio de programas de aliento a madres trabajadoras, guarderías, comedores, y otros programas probados, destituidos y desmantelados sin resguardo, no inciden en partidas de ahorro, inciden en desconcierto y desamparo. El tono matutino, el empeño en guiar una agenda de la nación en esa imposición de un monólogo aburrido e intolerante, no contribuye a la secuencia y guía esperada de un gobierno incluyente.
El mundo de la economía espera la agresividad de sus dirigentes, la planeación y situación de plazos; debiera combatir la inconformidad de la espera, la pasividad que inunda las oportunidades que el mundo toma y México contempla. La esfera gubernamental en franco retraso de la iniciativa del dinamismo emprendedor. Eso tenemos.
Manuel Torres Rivera

CONSULTOR
FORMACIÓN Y DESARROLLO CLAVE

martes, 19 de marzo de 2019

INNOVANDO EN LA CAPACITACIÓN



INNOVANDO EN LA CAPACITACIÓN

Julio A. Cabrera Rodríguez, profesor de la Universidad Agraria de la Habana, menciona que en las organizaciones, debe considerarse a la capacitación como una inversión a futuro y quienes la imparten, deben de comprender que una de sus mayores preocupaciones, es que se conozca cual es el nivel de impacto en el desempeño individual y organizacional.


La capacitación se define como: "Una actividad planeada y basada en necesidades reales de una empresa u organización y orientada hacia un cambio en los conocimientos,
habilidades y actitudes del colaborador . . . La capacitación es la función educativa de una empresa u organización por la cual se satisfacen necesidades presentes y se prevén necesidades futuras respecto de la preparación y habilidad de los colaboradores." (Alfonso Silíceo Aguilar -  Capacitación y Desarrollo de Personal; 2006).


La capacitación para muchas empresas no es una necesidad que consideren primaria y por lo mismo muchas veces es el servicio que deciden cancelar o reducir recursos dentro de su presupuesto anual. Aunado a esto, los gerentes de Recursos Humanos, Desarrollo Organizacional o cualquier otra área que se encargue del desarrollo y crecimiento de su capital humano, no toman en serio las necesidades que su gente requiere y buscan la capacitación más barata y no la de mejor calidad. Esto se ve reflejado en el cambio nulo de actitud que existe en los trabajadores después de tomar el curso o su resistencia a participar, porque saben que no aprenden lo suficiente y sólo pierden tiempo valioso para desempeñar sus responsabilidades laborales diarias. En otras ocasiones, los responsables antes mencionados, podrían estar comprometidos con su labor, sin embargo se encuentran con la negativa por parte del alta dirección y sus planes para la Formación y Desarrollo del personal se ve truncada.

Con la definición previa, podemos entender que la capacitación es de vital importancia para las empresas y para el mejor aprovechamiento de su capital humano para generar mayores rendimientos, pero muchas veces no se toma con la seriedad debida y los cursos que se imparten interna o externamente, no cumplen con los objetivos y expectativas. 

Por esta razón, en CLAVE decidimos implementar un sistema que nos permita conocer cuáles son los conocimientos previos que tiene el participante sobre el curso a tratar y cuáles son los conocimientos posteriores con los que saldrá. De esta manera, al conocer previamente lo que sabe, podremos dar mayor énfasis en ciertos conceptos y poner en práctica más ejercicios sobre temas que no recordaban o que simplemente no sabían. Ahora bien, al evaluar alparticipante al final, nos permitirá conocer si los tópicos tratados quedaron claros y si no fuera el caso, podríamos dar una retroalimentación precisa y sustancial para no permitir que el participante se quede con dudas. Y es gracias a este sistema electrónico de capacitación, que los resultados que obtenemos de las evaluaciones son inmediatos.

En Formación y Desarrollo CLAVE estamos en constante innovación, con la finalidad de otorgar a nuestros clientes los mejores resultados y una plena satisfacción.
Con CLAVE ¡NO Gastas, Inviertes!


Fernando Durán de la Fuente
CONSULTOR

lunes, 25 de febrero de 2019

Clima Organizacional y su relación con la Productividad



Clima Organizacional y su relación con la Productividad

El Clima Organizacional puede ser un vínculo o un obstáculo para la productividad de una organización y el desempeño de sus trabajadores. Este mismo puede generar daños irreparables si no son detectados y solucionados a tiempo.
Muchas veces, erróneamente se llega a creer que entre mayor sea la exigencia mejores serán los resultados; o que se debe de mejorar y tener una mayor producción a costa de lo que sea y se olvida que aquellos que harán estas tareas en mayor o menor grado (olvidando las maquinarias), serán personas.
Se escucha y se lee cada vez más, que una persona motivada rinde más, y rinde más porque se siente bien consigo mismo y con todo aquello que lo rodea, llámese condiciones de trabajo, compañeros, jefes, etc.
Un trabajador muchas veces trabaja en lo que considera equitativo de acuerdo a lo que ”justamente” le está siendo proporcionado, pero muchas veces su rendimiento está muy por debajo de sus capacidades y no por falta de conocimientos o equipo de trabajo, sino por falta de motivación y el inadecuado clima que percibe.
Paul J. Meyer, un reconocido experto en el desarrollo profesional y personal afirmó: “La productividad nunca es un accidente, es siempre el resultado de un compromiso con la excelencia, la planificación inteligente y centrada en el esfuerzo” (Meyer).
Cuando un individuo puede encontrar dentro de los componentes de una organización una adecuación o una respuesta a sus necesidades, entonces se puede decir que estará satisfecho.
La productividad dentro de una empresa siempre será un problema si ciertos factores o causas no son resueltos. Podríamos enlistar un gran número de estas causas pero me basaré en las que considero más importantes y que a modo personal las he vivido o he visto reflejadas en mi experiencia. Esta opinión es propia más no es exhaustiva ni limitativa.
  • Largas jornadas de trabajo
  • Falta de Herramientas de Trabajo 
  • Ausentismo 
  • Falta de Capacitación Técnica y de Desarrollo Personal 
  • Rotación de Personal 
  • Estrés

Pueden parecer simples factores cuando se leen en voz baja, pero lograr conciencia de ello y a su vez evitarlos, es un trabajo arduo que implica la participación de toda la organización y principalmente de sus líderes.
Recordemos que la productividad básicamente es la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados, como por ejemplo: recursos monetarios, humanos, maquinaria y equipo, tiempo, etc.
Las empresas deben buscar que su personal busque la mejora continua, es decir, crecimiento personal, basado en esfuerzo y satisfacción por lo que están haciendo. Ser mejores que ayer, y mañana mejores que hoy.
La palabra productividad puede ser sinónimo de rendimiento y éste a su vez de utilidad. No olvidemos que cuando una empresa es productiva también será más competitiva, y por lo tanto su posición en el mercado externo tendrá mayor relevancia e importancia.

Fernando Durán de la Fuente

Consultor CLAVE